Sin abrazos, ni comidas, pero con el mismo afecto o más si cabe, puesto que una parte importante de nuestro alumnado va a verse privada de reunirse con sus seres queridos como les hubiera gustado.
Pero hemos decorado las clases, hemos convivido e intercambiado experiencias, que de eso no nos faltan.
Recordando tiempos anteriores donde la vida de algunas alumnas fue muy dura, no era raro que empezaran a trabajar con 8, 11 e incluso 7 años, solamente por la manutención.
Si miramos atrás hay recuerdos agridulces que nos hacen valorar, especialmente a los más jóvenes, lo mucho que tenemos aun a pesar de estas difíciles circunstancias.
Desde la comunidad educativa del CEPER El Palmarillo, os deseamos
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